Un cuento navideño clásico, por Hans Christian Andersen.
Una niña vendedora de fósforos, caminaba en medio del frío con el fin de vender algunas de sus cajas de fósforos, sin embargo, era muy mal día, porque ninguna persona estaba interesado en comprar fosforos, y como consecuencia, la pequeña niña no había ganado ni un céntimo durante todo el día.
Con forme iba anocheciendo, el frio, su hambre la nieve, eran más notables, tanto así, que obligó a esta pobre niña buscar un refugio temporal. Que triste día para esta niña, en fecha de festividad navideña, se encuentra sola y sin poder vender ningún cerillo, hasta que de pronto, al ver los fósforos, decide tomar uno para encenderlo, pero recapacitando rápidamente, se niega, porque necesitaba venderlo para obtener el dinero. Sin embargo, el frio no duda en hacechar, y obliga a esta pobre niña a encender uno de los fósforos para calentarse.
Conforme usa los fósforos esta pobre niña, sus visiones se van haciendo maravillosas, divertidas y acogedoras, incluso logra ver a su querida Abuela. Lamentablemente al acabarse los fósforos, también se apaga la vida de esta adorable niña, que ya no pudo luchar contra el omnipotente frio.